“El cambio de clima me hace doler los huesos”. Esa frase la escuchamos seguido cuando se trata de personas con problemas en las articulaciones, los músculos o con padecimientos óseos. Muchos estudios han buscado echar luz a esta inquietud, dilucidando si las temperaturas y variaciones en el clima influyen en las sensaciones de dolor que experimentan las personas.
Algunos le atribuyen a la humedad la causa de sus dolores, mientras que otros le echan la culpa al cambio de clima. La realidad es que existen múltiples factores que provocan mayores malestares en personas que ya padecen de dolores o molestias en las diferentes regiones de su cuerpo.
La baja presión atmosférica, uno de los causantes de tantos malestares
De acuerdo al doctor Bernardo Pons-Estel, ex presidente de la Sociedad Argentina de Reumatología, la humedad puede ser un agravante de los dolores. “Lo que está claro es que la humedad no mata, pero que la baja presión atmosférica sí puede dar molestias articulares”, afirmó. “La baja presión atmosférica puede coincidir con mayor humedad y puede modificar la presión intra-articular. Esa alteración puede generar edema y molestias en las articulaciones”, destacó el especialista.
Un estudio realizado a partir de los datos de 2369 visitas al médico de pacientes que sufrieron fracturas de huesos, mostró datos que avalan las relaciones mencionadas. En el seguimiento hecho a los afectados, los doctores le preguntaron cuánto dolor experimentaban y registraron datos de las condiciones meteorológicas de ese día. Así los resultados dieron cuenta de que los pacientes reportaban mayor dolor si la presión atmosférica era baja y si la humedad relativa era mayor al 70 por ciento el día de la consulta.
¿Por qué la baja presión atmosférica afecta al dolor de los huesos y las articulaciones?
Aunque se encuentra aún en investigación, se sospecha que los cambios en la presión barométrica, que se producen cuando cambian los sistemas meteorológicos, pueden desencadenar sensaciones de dolor en las articulaciones. Una menor presión atmosférica alrededor del cuerpo puede hacer que los músculos, tendones y otros tejidos que rodean las articulaciones se dilaten. Esto puede ejercer presión sobre las articulaciones y provocar dolor.
La presión atmosférica baja también puede afectar a las personas que sufren artrosis. Los meses más fríos y húmedos del año podrían ser responsables del empeoramiento de los síntomas de este tipo de enfermedad. Pueden inducir dilataciones y contracciones en los tejidos que rodean a las articulaciones, estimular los receptores del dolor -nociceptores-, que responden tanto a estímulos mecánicos como térmicos, según Arancha Gortázar, de la Fundación San Pablo de España, e Irene Tirado Cabrera, en The Conversation.